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Con la ley Duplomb sobre agricultura, Francia “parece retroceder”

Con la ley Duplomb sobre agricultura, Francia “parece retroceder”

Aunque Francia sigue alardeando de una imagen fantasiosa de su agricultura campesina, la ley Duplomb, apoyada por los lobbys del agronegocio, supone un revés para los tímidos avances realizados durante el lustro de mandato de Emmanuel Macron, observa John Lichfield, corresponsal del sitio web "The Local". Una manera para que el país vuelva a conectar con su “hipocresía habitual”.

Los agricultores se manifiestan frente a la Asamblea Nacional a instancias de los sindicatos FNSEA y Jóvenes Agricultores, el 26 de mayo de 2025, con motivo del examen de la llamada ley agraria “Duplomb”. Foto THOMAS SAMSON/AFP

Francia está en su mejor momento: esta semana, los agricultores, montados en tractores de 200.000 euros, sitiaron la Asamblea Nacional mientras los taxis bloqueaban el tráfico en todo el país. Una ley agrícola que ignoraba algunas normas medioambientales fue rechazada el lunes por la Asamblea. ¿Los agricultores vieron rojo? De ninguna manera. Encantados, regresaron a casa. Este fin de semana, los sindicatos de taxistas obtuvieron concesiones del gobierno. ¿Las quejas han dado paso a la alegría? No, los taxis, furiosos, mantienen los bloqueos.

El proyecto de ley agrícola, que preveía eliminar ciertas normas medioambientales, estaba a punto de ser bloqueado por una avalancha de enmiendas presentadas por la izquierda y los ecologistas. Al rechazar de antemano su propia legislación, el gobierno, con el apoyo de la extrema derecha, sabía que cedía la última palabra al Senado, más derechista y deseoso de complacer a ciertos agricultores.

El sábado 24 de mayo, los sindicatos de taxis persuadieron con éxito al gobierno para que revisara las nuevas regulaciones que cambian cuándo y cuánto puede el Estado pagar a los taxis para transportar personas hacia o desde citas médicas. Pero esta concesión no les satisfizo, ya que querían una garantía de que sus ingresos no disminuirían y que entrarían en vigor nuevas restricciones a las plataformas de transporte, como Uber. Ambas disputas revelan problemas subyacentes. La crisis de los taxis, por ejemplo, muestra con qué facilidad se endeuda el Estado francés y lo difícil que es reducir su déficit.

El año pasado, el sistema sanitario gastó 3.070 millones de euros en taxis para sus pacientes, un aumento del 45% respecto a los últimos cinco años. Esta ganancia inesperada se ha vuelto vital para las empresas ubicadas en zonas rurales, pero también para los conductores urbanos que han sufrido la competencia de Uber y otros. Oficialmente nadie puede explicar esta repentina ex

Courrier International

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